Un cierre inolvidable para un año lleno de música, esfuerzo y emociones
El pasado viernes 13 de junio vivimos en Espai Les Basses una jornada muy especial: el concierto de final de curso de la Escuela de Música EMAR. Este evento, que se ha convertido ya en una tradición muy esperada, reunió a alumnos, familias, amigos y músicos invitados para celebrar juntos todo lo aprendido y trabajado durante el año. A lo largo de la tarde, nuestros estudiantes interpretaron piezas que mostraron no solo su progreso técnico, sino también su capacidad de transmitir emoción a través de la música. Fue un encuentro en el que cada actuación reflejó horas de ensayo, dedicación y amor por este arte. El ambiente estuvo marcado por la cercanía, la complicidad y esa chispa de ilusión que solo se vive en los escenarios cuando se comparte lo que uno ama.
El concierto nos permitió disfrutar de una amplia variedad de estilos y formaciones, desde interpretaciones solistas hasta actuaciones en conjunto. Cada alumno y alumna tuvo la oportunidad de brillar y demostrar su propio estilo, y no podemos dejar de agradecer profundamente la implicación de las familias, cuyo apoyo es fundamental, así como la participación de músicos invitados que aportaron un toque especial a la velada. Fue una tarde en la que la música se convirtió en un puente que unió generaciones y sensibilidades, recordándonos que aprender un instrumento es mucho más que dominar una técnica: es una forma de expresión y un camino hacia la conexión con los demás.
En Escuela de Música EMAR trabajamos cada día para que nuestros alumnos puedan vivir experiencias como esta, que refuercen su motivación y fortalezcan su vínculo con la música. Nuestro método combina la formación técnica con un enfoque creativo y personalizado, adaptado a cada edad y nivel, para que cada estudiante encuentre su propia voz musical. Además, fomentamos la participación en proyectos y actividades que van más allá de la clase, porque creemos que el escenario es una parte esencial del aprendizaje. El concierto de final de curso es un ejemplo perfecto de esta filosofía: un espacio donde el trabajo realizado a lo largo del año cobra vida y se transforma en un momento compartido que quedará en la memoria de todos.
En EMAR, más que enseñar música, buscamos acompañar a cada alumno en su desarrollo personal y artístico, ofreciendo un entorno cercano, motivador y lleno de oportunidades para crecer. Ver cómo nuestros estudiantes se suben al escenario con seguridad y entusiasmo es la mayor recompensa para todo el equipo docente. Por eso, seguiremos apostando por la música como un camino de descubrimiento, comunidad y alegría.